¡¿Quién se ha llevado mi queso?!

24/10/11
Son 20 años de vida, y una mijilla más. Pero... podemos decir que llevo en el laberinto unos 5 años. Es curioso, hoy hace 5 años de un disco que marcó el principio de mi adolescencia, y por lo tanto, el inicio de la búsqueda del queso. Han sido muchos quesos pasajeros. Desde relaciones infructuosas marcadas por las hormonas hasta objetivos musicales. En el mundo de los estudios aún recorro el laberinto en busca del queso que quiero.
Hace 1 año encontré una gran reserva de queso. Pero, como Kif y Kof en esta fábula, no me di cuenta del cambio: el queso se estaba acabando. Llevo ya casi dos semanas gritando a los cuatro vientos el título de esta entrada. Me he resistido a creerlo, he excavado y buscado en este claro del laberinto. pero el queso se ha ido. Estúpido, me he sentado a pensar cómo traerlo de vuelta. Pero pese a mis intentos, ese queso no volverá. Con lágrimas en los ojos veo como otras personas huelen el cambio. Algunas saben que mi queso está en otra parte y corren a hacerlo suyo. Y no tiene sentido para mí competir en esa carrera, ese ya no es mi queso, muy a mi pesar. "Un intento más, y me iré de esta central" pienso con actitud de Kif, mientras mis amigos y familiares me espolean con el chandal y las deportivas en la mano. Lo dicen, lo sienten: "Adéntrate en el laberinto". Estamos en el comienzo de una nueva semana y he de ponerme en marcha. Ya ni siquiera puedo oler el queso, se fue completamente. Dejaré una nota aquí y llenaré mi sendero de migas. Pero he de moverme adelante. Hay otro queso esperándome, quizá sea el que me haga feliz para siempre y no se gaste nunca. Quizá me vuelva a encontrar con un antiguo queso y me reciba con su maravilloso sabor. Quizá te encuentre a ti y me ofrezcas un trozo. Quien sabe. Pero ahora sonrío. El miedo a la incertidumbre se fue. Sigo mi camino con dolor, pero desaparecerá. Porque aún quiero mi queso. Pero no puedo quedarme sentado. Entendedlo todos. Porque mi queso me hace feliz. Bueno, me hacía, ahora no está. Cuanto más se quiere al queso, más se quiere conservarlo. Por eso tanta cabezonería de no dejar la central. Pero claro, adaptarse o morir. Por eso no puedo quedarme sentado, lo siento. Me hice una pregunta, y debería hacersela todo el mundo. Yo... iría adonde mi queso está ahora. Yo no iría adonde mi queso está ahora. Respuesta ambigua, pero más útil de lo que pensáis. La pregunta es: ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Es hora de tomar un nuevo rumbo, que ayuda a llevar al nuevo Queso. Y cuando lo encuentres, compruébalo a diario, te ayudará a oler el cambio.  A mi se me olvidó y no olí nada. Necesito el viaje en el laberinto, tanto si es para encontrar mi queso viejo o mi queso nuevo. Pero un último intento de mientras me muevo no hará daño. No me cierro ninguna puerta atrás, ni ninguna delante. Pero después de eso se acabó.

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