Parte I: Cenas, ron, miradas cómplices y conversaciones.

1/2/11

Para esta actualización... pido que pauséis el reproductor del blog y le deis al play a esto (y si es posible ponedlo en repetición):



Viernes por la mañana. Kirk se levantó con la mirada borrosa por las lentillas, se le había olvidado quitárselas la noche anterior. Bostezó largamente y se sentó en la cama pensando lo dura que había sido esa semana, y el mes entero en particular. El comienzo del curso había sido agridulce, y él sentía que faltaba algo, pero aún así, se sentía bien. Abrió el cajón de su cómoda y cogió la ropa interior para ese día. Escogió unos boxers bastante usados y feos, y unos calcetines aún más horribles, pero muy calentitos. "Total, no me los va a ver nadie" pensó. Se metió en la ducha, con su música haciéndole compañía por supuesto. Eran unos días en que "La herida" y "Héroe de leyenda" estaban muy presentes para él, así que esas dos canciones fueron las que reprodujo en su portátil. Sonó tambien "La chispa adecuada" y se sorprendió a sí mismo pensando que eso justamente era lo que le faltaba.

Salió de la ducha inmerso en sus pensamientos, nada nuevo, vaya. Comenzó a hacer una práctica de la universidad sin demasiado entusiasmo, "hoy no es mi día desde luego" se decía. Poco más, conversaciones cortas y escuetas con su madre, no estaba demasiado animado como para charlar. Hizo su rutina básica... Comer, echar un cigarro, ver las noticias, curiosear internet... "Dios, me voy a aborregar con tanto aburrimiento... Necesito un cambio de aires". Por eso, enseguida se embozó la primera sudadera que vio, se colgó los auriculares y salió de casa mientras se enchufaba un cigarro. Tenía que hacer un par de mandaos antes de la noche, ya que Helena, su mejor amiga, cumplía los 19 años. Más pequeña que es...
Total, para arriba, para abajo, Kirk llegó a casa y se tumbó en el sofá, meditabundo. Eran sobre las 7 de la tarde y Helena le llamó:

-¿Qué pasóooo?- le dijo imitando el acento cubano.
-Pues super empanao, en el sofá!
-¡Acuérdate! ¡A las 9 y media en mi casa! No tardes que te conozco...
-Mmm, ¡vale! ¿Quién va al final, por cierto?
-Pues... tú, Chío, Ana, Irene, Jesús y Carmen. ¡Ah! Y la chica esta de Murcia, que es amiga de Carmen, Celia.
-Mola, mola. Y luego supongo que vendrán al Puerto Rafa y los demás ¿no?
-¡Cllllllllllaaaaaaaaaaaaaroooooo! Y... no vayas a por Celia, que te conozco eh...
-Bah, ¡no prometo nada! Puees, voy a arreglarme y tal, lue nos vemos. ¡Chao!
-¡Chao!


"Como me conoce la jodía", pensó Kirk. "Pero no... me ha contado su historia, así que nada de nada" Sin embargo, él volvió a ducharse y se cambió esos calzoncillos tan feos por otros más decentes. Porque sí, porque si Helena le advirtió que no fuera a por ella... sería por algo. Helena conoce a Kirk tan bien que él siempre se fiaba de ella. Por eso quizá se arregló un poco más de lo que tenía pensado, quería causar buena impresión.

Llegaron las 9 y media, y como siempre, Kirk llegaba tarde. Salió corriendo y fumándose un cigarro, ya que sabía que en casa de Helena no fumaría. Y al final, llegó al tiempo que todos, encontrándoselos a todos abajo. Subieron todos juntos y se sentaron. El cogió el sofá del fondo junto a Jesús y se pusieron a hablar de sus cosas:

-Killo Jesús... ¿Cómo te va con Patri?
-Ostias, pues bastante bien la verdad. Ya sabes como son estas cosas de volver y tal... Tensas al principio pero ya hay más confianza.
-Del carajo.
-¿Y tú qué? ¿Qué tal la "novia"?
-¡Quée cabróoon! Pues muy bien la verdad... Super compenetrados... La imaginaria dices, ¿no?
-¡Claaaaaaaaro cabrón!


Y siguieron comentando batallitas mientras comían un poco de todo y bebían cerveza. Él sin embargo no había percatado que esa conversación de coña traería cola, pero bueno, en ese momento no imaginaba el vuelco que ese fin de semana daría a su vida. Siguieron bebiendo y hablando entre todos y él, gilipollas que es, pobrecito mío, percibió entonces un acento extraño para él. Y por primera vez, se fijó detenidamente en la chica que hablaba animadamente con Carmen. Celia. Vio su pelo, sus ojos, sus labios, esa sonrisa permanente en sus labios, lo guapísima que iba vestida aquel día... Y Jesús y Helena lo notaron. Lo conocían de sobra, sabían que esa mirada y esa cara de tonto era algo. Helena le echó una mirada de: "luego hablamos" y Jesús cuchicheó:

-¿Ya estamos tío?- dijo pegándole un codazo.
-Joder, no me había fijado... ¡Está que se rompe!
-Ya ves... yo si no estuviera con Patri... le tiraría-
Acto seguido, la primera mirada cómplice de las muchas que compartieron esa noche.
-No, tío, no. Ya llevo muchos palos y ella no se fijaría en mí. Además, me han comentado que la cosa está complicada.
-Baaah, Kirk. Te he visto realizar auténticas proezas en temas de conquista. Así que venga, campeón.


Cuando terminó la cena, estuvieron mirando cosas en internet, hablaron de tatuajes, hicieron a Kirk exhibir los suyos, como siempre que se habla de tatuajes y cruzaron algunas palabras en esos momentos. En un momento que Helena estaba más aislada del grupo, hablaron:

-Helen... - empezó Kirk, no sabiendo cómo decírselo, aunque el sabía que ella le había leído el pensamiento.
-Ya, ya lo sé. Mira... que te lo dije, pero eres de lo que no hay. Está la cosa muy difícil, pienso yo, pero allá tú.- le dijo, en tono de reproche.
-Mmm... pero bueno, tú sabes cómo soy. Tengo que conocerla un poco y ver... Además, luego me da la verguenza, como en Punta.
-Ya te digo yo que es super buena chica... Pero ten cuidao, que nos conocemos... ¡Que te ilusionas mu pronto!
-¡Pisha un cigarrito!
-Dijo Jesús, esperando que Kirk le contara lo que había hablado con Helena.

Fueron hacia la cocina, para fumar junto a la ventana. "Eh, esperad, ¡yo también voy!" Kirk y Jesús se miraron e intercambiaron un par de pensamientos telepáticos. Era Celia quien quería ir con ellos a fumar. Kirk se puso muy nervioso. Jesús le tiraba pullitas de vez en cuando, muy sutiles. Hablaron de todo y nada, nimiedades.

Finalmente se pusieron en camino hacia el puerto. por el camino más de lo mismo, conversaciones tontas, ganas de fiesta... El ambiente se animaba, la noche prometía. Compraron el hielo y llegaron al cabo de una caminata. Cogieron su sitio de siempre y empezaron a beber ron.
Jesús y él daban vueltas frecuentemente, visitando a unos amigos, y con esa excusa, comentaban qué tal iba yendo todo. Rafa vino por fin y Kirk lo cogió por banda rápidamente:

-Rafa, ven acá p'acá.
-¡Eyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy! ¿Qué, una de tácticas?
-Mmm no, mira, es esa chica Celia...
- Kirk procedió a explicarle la cena y el camino hacia el puerto.

-Mmm... ya sabes que puedes contar conmigo como "wingman"- le dijo Rafa- Celia será tuya, te lo aseguro.
-Bueno, no sé...-dijo Kirk, haciendo gala de su habitual pesimismo- Está difícil la cosa.
-Pues venga, a hablar con ella se ha dicho.

Y nada, a hablar con Celia se dijo. Hablaron de muchas cosas, de las carreras, de Murcia, de Huelva, de chistes... Hablaron mucho rato y Kirk sonreía por dentro. ¡Le encantaba hablar con ella! Hacía tanto que no se sentía tan bien hablando con una chica. Era guapa, inteligente, ingeniosa... Un chico intentó tirarle pero ella lo rechazó. Y en ese momento, cuando el chico seguía tirándole, apareció Jesús, lo cogió y lo arrastró para otro lado:

-¡Tío, tío, tío!- Decía descojonándose- Vente, que el Paco está super gracioso.-Y la enésima mirada cómplice.

Llegaron a dónde estaba su amigo Paco, que andaba muy ciego. Echaron unas risas y Jesús le interrogó sobre Celia. Él le dijo todo lo que habían hablado y Jesús le dijo que todo iba sobre ruedas. Kirk seguía pesimista y le dijo que ni de coña. Tras un rato comentando, volvieron a donde estaba Celia, que ya había sido rescatada de las insinuaciones del chico por Helena, Carmen, Chío, Ana e Irene. Tomaron el camino para irse, y decidieron que entrarían a una discoteca. Kirk se fue con las chicas y a pesar de que le cobraron entrada, pagó, ya que era el cumpleaños de Helena y quería seguir sabiendo cosas de Celia.
Dentro bailaron, hablaron, rieron... Cada vez Kirk veía más claro que aquella chica le gustaba. Habló con Irene y Ana, que también se dieron cuenta de la cara de tonto que se le quedaba cuando la miraba. Se rieron bastante de él.
Y en uno de los momentos antes de salir de la discoteca, sonó una canción que Kirk no conocía, pero Celia sí,y bastante bien.

-Ohhh! ¿Conoces esta canción? - le preguntó a Kirk como pudo en medio del ruido.
-¡Qué va! No me suena...
-¿Que no te suena? Mañana te agrego y te la paso.
-Mmm venga, ¡vale!


Las horas pasaron y era hora de irse a casa. Salieron de la discoteca y despidieron a Carmen y Celia, que se quedaban cerca. Dejaron a Irene y Ana en sus casas y en el momento que Helena y él se quedaron solos:

-Me encanta- dijo Kirk.
-Si es que lo sabía... - dijo Helena suspirando.

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