Z.

27/4/12
Cuando la pluma vuela y aún así, el pensamiento, obstinado, sigue su curso más allá de toda posibilidad de alcanzarlo. Cuando tú, muchacha de ojos tristes impulsas ese pensamiento mientra los timbales resuenan, junto al rumor atenazante del fracaso, que sobrevuela cada aproximación y paraliza cada movimiento. Ese que te para la respiración durante un instante y hace que tu íleo quede parado durante un segundo, lo suficiente para sentir ese maldito nudo en el estómago.
Y aún así... unos labios, un cuerpo, una piel. Que busque más que un momento carnal, más que la fugaz y frívola pasión pretenciosa del momento... Una mujer, con mayúsculas, que conozca de cerca el amor en su vertiente ardiente y feroz. Golfa, valiente, despeinada y canalla... y con esa sonrisa que para el corazón por el simple hecho de saber que eres tú quien la ha provocado. Esa sonrisa de quien se sabe amada. En definitiva... Tú, muchacha de ojos tristes, con todo tu potencial de serlo.

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